domingo, 2 de febrero de 2020

La espera y la indecisión

Nuestra entrada de hoy retoma el asunto del momento de entrada (ver post anterior) y su efecto en la rentabilidad a largo plazo. Anteriormente utilizamos datos históricos para ilustrar la cuestión. Ahora vamos a utilizar un modelo teórico nuestro (similar al propuesto en otro post anterior, aunque más simple y manejable) y vamos a intentar responder a alguna cuestión adicional:
  • ¿Cómo afecta el precio de entrada a la rentabilidad a largo plazo?
  • ¿Merece la pena esperar en liquidez hasta ver una caída?
  • ¿A partir de qué nivel de caída habrá merecido la pena esperar?


Resumen


Para una inversión en renta variable totalmente diversificada geográficamente, si es a largo plazo (generalmente más de 15 años), aunque se prevea una caída en los precios, será más ventajoso no esperar a la misma si la bajada es del 25% o inferior y tarda en llegar 3 o más años desde el momento de plantearse la decisión de inversión.

Esto se comprueba, según el modelo propuesto (véanse resto de asunciones en los apartados siguientes), incluso entrando en niveles de ratio P/E próximos a 19 (como es el caso del índice MSCI ACWI en el momento de escribir esta entrada).

Nuestro modelo lo hemos plasmado en plantilla de Excel que incluimos en este post (al final) por si alguno de nuestros lectores quiere utilizarla para sus propios escenarios.


Supongamos que la vaca es esférica (el modelo)


Si algún lector es ingeniero

lunes, 11 de noviembre de 2019

El nuevo panorama comercializador

En varias de nuestras entradas anteriores hemos ido indicando las distintas posibilidades que tienen nuestros lectores a la hora de adquirir sus vehículos de inversión colectiva (sean Fondos de inversión o, nuestros preferidos, ETFs). Sin embargo, como es lógico e inevitable, el panorama de entidades comercializadoras va cambiando, lo cual hace necesaria la actualización que presentamos a continuación.


Para que no se líe nadie: nuestra filosofía de base no cambia (inversión a largo plazo, máxima diversificación y mínimo gasto); simplemente nos actualizamos en el tema de dónde adquirir las participaciones de los productos que constituirán nuestra cartera.

Y, ya que es la época (fin del ejercicio fiscal), hablaremos un poco de planes de pensiones al final de este post.

BNP Personal Investors – adiós a los fondos de Vanguard (sin custodia)


Los que fueran clientes de BNP Paribas Personal Investors el pasado 26 de septiembre, habrán recibido una comunicación de la entidad informando de que cesan su actividad y que sus clientes pasan a Renta 4 Banco:

"Desde BNP Paribas Personal Investors nos ponemos en contacto con usted para comunicarle que hemos tomado la decisión de cesar nuestra actividad en España.
Con el fin de poder facilitarle la continuidad del servicio, BNP Paribas Personal Investors ha alcanzado un acuerdo con Renta 4 Banco, que será efectivo previsiblemente el primer trimestre de 2020, para que esta entidad le proporcione los servicios bancarios y de inversión que hasta el momento veníamos ofreciéndole. Este acuerdo supone la cesión de la actividad de BNP Paribas Personal Investors a Renta 4 Banco, una entidad especializada en servicios de inversión con más de 30 años de experiencia proporcionando servicios de gestión y asesoramiento patrimonial, intermediación en mercados de capitales y asesoramiento corporativo a familias y empresas."

Ello echa por tierra la única forma que nos consta para, sin pagar comisiones de custodia, tener en cartera los fondos indexados de Vanguard (considerados “clases limpias” y, en algunos casos, con TER tan bajo como el 0,25%) – recordamos que, hasta ahora, era posible no pagar comisiones de custodia por “clases limpias” en BNP siempre y cuando tuviéramos el 50% de la cartera de fondos (mínimo) en clases “no limpias” (por ejemplo, fondos indexados de Amundi* que, con TER rondando el 0,3%, tampoco están mal).

*Los fondos indexados de Amundi no se consideran clases “limpias” porque, al contrario de lo que hace Vanguard con sus fondos indexados, sí pagan al comercializador (“retrocesión”) algo de lo que ganan en concepto de comisión de gestión.

Desconocemos por cuánto tiempo se mantendrán las condiciones a los antiguos clientes de BNP PI.

Entonces, ¿sólo queda Amundi (para fondos)?


sábado, 20 de julio de 2019

Me suena a chino

Si alguien nos habla de acciones clase A, B, H, Red Chips, P Chips, etc. puede que nos suene a chino. Y es que se trata precisamente de la clasificación de las acciones de las compañías chinas según los mercados en los que cotizan.

Al margen de la curiosidad que nos pueda despertar tanta variedad, y que puede satisfacerse en este enlace al correspondiente documento de FTSE Russell, conviene preguntarse si esto es relevante para nuestra cartera de inversión a largo plazo. Y ya anticipamos al lector que sí.

Diversificar por regiones


Se ha hablado en varias entradas anteriores (ver nuestro 7º mandamiento) de la necesidad de diversificar al máximo.  Ello supone, en la dimensión geográfica, tener, por lo menos, estas cuatro regiones (cuya definición está condicionada por cómo dividen el mundo quienes confeccionan los índices que replican los vehículos de inversión pasiva), a saber:

Regiones:
Peso en índice MSCI ACWI* (más información):
Peso en índice MSCI World** (más información):
Peso por GDP (USD)***:
Europa desarrollada
18%
22%
22%
Norteamérica desarrollada (EE.UU. y Canadá)
58%
66%
26%
Pacífico desarrollado (Japón, Australia…)
13%
12%
6%
Emergentes (China, Brasil, Méjico, Corea, Rusia, Turquía, etc.)
11%
0%
36%

*MSCI ACWI (“All Country World Index”) es un índice global de países desarrollados y emergentes de empresas de capitalización grande y mediana (excluye capitalización pequeña y excluye el total de mercados frontera, por lo que sólo es el 85% del universo total invertible).

**MSCI World es un índice sólo de países desarrollados y capitalización grande y mediana.

***No utilizamos PPP (paridad de poder adquisitivo), que nos daría cifras de mayor peso para emergentes en detrimento de los desarrollados. Nótese que no suma 100% - el resto son los mercados frontera, que no están incluidos en estas 4 regiones (Argentina, Jamaica, Bulgaria, Eslovenia, Ucrania, Ghana, Marruecos, Jordania, Líbano, Vietnam..., por citar algunos).

Las cifras del cuadro anterior muestran lo siguiente para cada una de las cuatro regiones que se han considerado básicas:

jueves, 27 de junio de 2019

Guía práctica de #yomeloinvierto

Hemos cumplido casi un año con nuestro blog #yomeloinvierto y en este tiempo hemos podido cubrir ya prácticamente todos los conceptos teóricos que justifican nuestro planteamiento, el cual, una vez más, recordamos: renta variable completamente diversificada, a largo plazo y al mínimo coste (indexación o inversión pasiva), mediante vehículos de inversión colectiva de acumulación (ventajas fiscales).

Pero, después de toda esta teoría, quizá muchos lectores se sigan preguntando: muy bien, pero entonces, exactamente, ¿qué es lo que hago con mi dinero? Es por esto que en esta nueva entrada vamos a adoptar un enfoque eminentemente práctico, cubriendo, en la medida de lo posible, toda la casuística en lo que se refiere a las circunstancias de cada inversor. Sirva, pues, esta pequeña guía para asistir a nuestros lectores en la toma de sus decisiones.

¿Dónde está la bolita?

Por intentar ser originales, empezaremos en primer lugar por lo contrario de lo que proponemos, es decir, por aquello que precisamente recomendaríamos no hacer. Y aprovecharemos el lanzamiento de un producto que hemos analizado como excusa para ilustrar el asunto. Se trata de un ejemplo de propuesta para invertir que promete un ahorro en costes cuando, en realidad, termina siendo más caro que otras opciones equivalentes (y, por supuesto, muchísimo más caro que la inversión pasiva que recomendamos en nuestro blog).

Se trata de los perfiles de Myinvestor.es. Esto es lo que nos ponen en su publicidad:

jueves, 28 de marzo de 2019

Nuestro modelo de retorno a largo plazo

En este post vamos a tratar de ampliar la cuestión que ya se mencionó brevemente en la entrada anterior sobre las componentes que determinan el retorno total de una cartera de renta variable a largo plazo.

Propondremos nuestro propio modelo de estimación de retornos a largo plazo y acto seguido intentaremos contrastar las herramientas que podemos tener a nuestro alcance para intentar estimar cada uno de los elementos del mismo, con objeto de llegar a cifras que nos ayuden en la toma de decisiones.

Punto de partida


La entrada anterior tomaba prestados unos conceptos al respecto, pues la idea de las tres componentes que ya mencionamos entonces venía de un artículo en gurufocus.com, a saber:

- Dividendos
- Crecimiento del negocio (o de la economía en su conjunto de la región* del índice que se trate)
- Cambios en la valoración/cotización

* esta componente se ve distorsionada, en cierta medida, por el carácter global de los negocios de muchas empresas, aunque estén incluidas en un índice nacional/regional concreto.

Siendo el principio idéntico al de aquel artículo (descomponemos el retorno total esperado en sus componentes básicas y vemos después si se pueden estimar o predecir de alguna manera), en el presente post vamos a intentar refinar la descomposición que se hace del retorno total esperado. El objetivo es tener un modelo que no se deje fuera ninguna pieza del puzle que es nuestra inversión a largo plazo. Además, queremos que tenga cierto rigor en cuanto a clasificar la naturaleza de cada uno de los vectores que se van a identificar.

Decimos esto porque, a simple vista, ya se ve que aquel modelo que veíamos propuesto en gurufocus.com (sin querer quitarle ningún mérito), deja cosas fuera. Sin ir más lejos, excluye consideraciones fiscales respecto de los dividendos que pueden ser relevantes. Tampoco contempla qué pasa con los beneficios empresariales que no se reparten en forma de dividendos – nosotros pensamos que estos también forman parte del retorno de nuestra inversión. Lo que pasa es que aparecerán por otro lado - ahora lo veremos. Y tampoco contemplaba el impacto de los cambios en los tipos de interés (y su influencia en la tasa de descuento que debemos utilizar para estimar el valor presente de según qué flujos – lo veremos más adelante).

Como punto de partida para el modelo que vamos a explicar en nuestra entrada de hoy, también tomaremos prestados los conceptos que A Geis, D Kapp y KL Kristiansen nos detallan en su impresionante trabajo sobre cómo evoluciona la rentabilidad que se exige a la renta variable (“cost of equity”), es decir, la famosa tasa de descuento que habremos de utilizar, por ejemplo, también en nuestro modelo.

A este respecto, dichos autores definen dicha tasa de descuento como la suma del interés libre de riesgo a largo plazo más una prima (“Equity Risk Premium” o ERP) – “The cost of equity usually defines the required rate of return on equity at which future dividends are discounted and is calculated as the sum of the ERP and the long‑term risk-free rate.

Lo veremos ahora aplicado a nuestro modelo, si bien con una considerable simplificación.

Nuestro modelo


I. Inversión directa en acciones

Si decidimos confeccionar una cartera de renta variable que no utilice vehículos de inversión colectiva (es decir, manteniendo las acciones directamente), el modelo viene a ser según se ilustra en la figura siguiente. Esta primera aproximación (inversión directa) nos va a servir para cimentar el planteamiento preferido que se explicará después, por ejemplo, con ETFs (o fondos indexados), que es el que realmente nos interesa.

Figura 1: Modelo de retorno total a un plazo largo (aunque definido) mediante inversión directa en acciones

domingo, 3 de febrero de 2019

La montaña rusa de las valoraciones

Han pasado casi cuatro meses desde nuestro último post, tiempo que ha estado sembrado de volatilidad en los mercados de Renta Variable y en el que muchos inversores habrán tenido que enfrentarse a algún que otro dilema.

Retomamos la actividad en #yomeloinvierto, en primer lugar, comentando precisamente dicha evolución en el mercado y, en segundo lugar, abordando recomendaciones y criterios a tener en cuenta por el inversor a largo plazo en estas circunstancias.

Susto o muerte

Nos referimos, evidentemente, a lo que se ha visto en prácticamente todos los mercados (Europa, USA, Emergentes, Asia-Pacífico) durante el último trimestre de 2018. Como resumen, ponemos a continuación la gráfica* del FTSE All World**, donde se observa una caída del -16% desde mediados de septiembre hasta mediados de diciembre, para después recuperar, a fecha de hoy, más de la mitad de lo perdido:
*Cortesía de nuestra web de mercados favorita investing.com
** FTSE All World incluye práctivamente todo el universo invertible, tando desarrollado como emergente – no confundir con el MSCI World, que sólo incluye mercados desarrollados.

¿Y qué hace uno ante tantos ajetreos?

Pues depende.

martes, 2 de octubre de 2018

¿PE ratio o EPS?

En nuestro blog hemos venido insistiendo permanentemente en un enfoque que plantea la inversión como una participación en los resultados empresariales de las compañías que compramos o participamos. Esto es, por decirlo de otra forma, lo contrario a lo que sería especular con el precio. También hemos dicho en alguna ocasión que el hecho de que nos repartan o no total/parcialmente dichos beneficios como dividendos no es relevante para según qué razonamientos (para este que viene a continuación pensamos que no lo es).

Así, en nuestro post anterior intentamos calcular el valor actual de dichos beneficios empresariales recurrentes (con objeto de comparar con los precios actuales de la correspondiente inversión), asimilándolos a una renta perpetua que traíamos al momento presente utilizando un tipo de interés determinado. Ello lo hacíamos como simplificación (y también para ponernos en el caso peor, pues obviamos a propósito el valor de los activos) porque habíamos visto en el mismo post que el valor tangible en libros de muchas empresas de los índices más conocidos era cercano a 0 (a veces, incluso, negativo).

De la PE ratio a los EPS y más allá...


Sin embargo, dicho planteamiento tenía una limitación importante sobre la que pasamos de puntillas: dichos beneficios empresariales recurrentes, en realidad, no son constantes, pues varían según la coyuntura económica, entre otras cosas. Así, por ejemplo, una inversión en un momento “0” en el que el índice que compramos (vía ETF, Fondo…) presenta una PE ratio de 20 implica, en ese momento, unos beneficios empresariales de r0=5% sobre el total invertido (recordemos: PE ratio es Precio por acción dividido por Beneficio por acción; luego el inverso es nuestra tasa de retorno en ese momento):
Pero al año siguiente, como ya hemos apuntado, dicho retorno no tendrá por qué mantenerse y podrá variar; veámoslo:

jueves, 20 de septiembre de 2018

La vista atrás

En este post vamos a volver la vista atrás y, al contrario de lo que decía Antonio Machado, sí que vamos a volver a recorrer algunos de los temas por los que ya hemos pasado. Vamos a ir añadiendo alguna cosa que se nos quedó en el tintero, o novedades que han podido surgir al respecto de las entradas que se han publicado hasta la fecha.

Para que no se nos pierda nadie…

Este blog nació con el objetivo de proponer una estrategia de inversión que cada cual pudiera llevar a cabo sin necesidad de depender de asesores interesados que nos venden lo que les viene bien cuando les viene bien (ver: ¿Qué no me lo inviertan?).

Dado que somos inversores a largo plazo y no especuladores que apuestan en la bolsa, las características irrenunciables de nuestra estrategia venían siendo:
  • Mínimo coste: gestión pasiva (el 90% de las veces funciona mejor que la activa), evitando gastos de custodia – la capitalización compuesta a largo plazo hace que medio punto de gastos tenga un impacto brutal a largo plazo (ver nuestro post al respecto para más detalles).
  • Foco en renta variable: A largo plazo no es tan relevante la mayor volatilidad respecto otras opciones si, a cambio, obtenemos unos retornos superiores (respecto de los retornos de la renta variable, recomendamos ver el ejemplo propuesto en el post anterior ¿Me puedo retirar…?).
  • Máxima diversificación, pero teniendo en cuenta el momento de mercado en relación con cada parte de nuestra cartera objetivo (es decir, cuándo entrar en emergentes, en USA, etc.) – según vimos en el post Esperando el momento.
  • Tener en consideración las consecuencias fiscales de nuestras decisiones: recomendamos productos de acumulación (ver post correspondiente).

Dicho esto, como ya apuntábamos, echemos la vista atrás y volvamos a recorrer, con alguna novedad, algunos de los temas tratados:

Sobre el largo plazo y el momento del ciclo: el valor en libros

En nuestras entradas anteriores sobre el largo plazo y el momento de mercado ya se puso de manifiesto que, cuando invertimos a largo plazo en renta variable, estamos pagando un precio, sobre todo, por unos beneficios empresariales futuros. Pero no es menos cierto que, al realizar dicha compra de acciones (bien directamente o a través de vehículos de inversión colectiva), también pasamos a ser propietarios de la parte proporcional de las compañías de que se trate, con sus activos y pasivos.

Estimar el precio de unos beneficios recurrentes futuros es relativamente fácil (lo vamos a hacer más abajo).

Pero algo curioso que nos hemos encontrado, al hilo de la otra parte, la que se refiere la propiedad en sí (activos/pasivos), que no es otra cosa que el valor en libros, es un artículo de opinión en Bloomberg ("The S&P 500 Has a Tangible Net Worth Problem") que pone de manifiesto algo sorprendente con respecto a las compañías que componen el S&P 500 - resumidamente:

jueves, 6 de septiembre de 2018

Donde esté el ladrillo…

En este post vamos a hablar de uno de los productos de inversión con más solera en nuestro país, que es la vivienda (o los locales comerciales, etc.). Repasaremos los diversos mecanismos que podemos utilizar para llevar a cabo una inversión inmobiliaria, que son más numerosos de lo que pudiera parecer en un principio.

Alguien puede preguntarse si los imuebles realmente encajan como inversión en el esquema que venimos proponiendo en nuestro blog (inversión en renta variable, diversificación máxima, largo plazo, estrategias tipo valor/dividendo, minimizar coste, etc.). Como veremos más abajo, encajará o no dependiendo de la forma que empleemos para materializar este tipo de inversión, pues, como hemos dicho, hay varias (inversión directa, Socimis, Fondos, ETFs...).

La manera tradicional

Como se imaginará el lector, lo más obvio en este sentido es la compra directa de un inmueble y su alquiler, así que empezaremos con ella.

La rentabilidad, según informa la web de idealista.es varía entre el 4 y el 8% para la vivienda y entre un 6 y un 10% para los locales comerciales. Sin embargo, esta rentabilidad no incluye el gasto inicial correspondiente al IVA (10%) o ITP (6-10%), según si es obra nueva o no, ni otros gastos también asociados a la compra del inmueble que se trate (AJD, registro, notario, etc.). Tampoco incluye los gastos en que incurre el propietario por el mero hecho de serlo (impuestos, tasas, comunidad, seguros) ni los gastos correspondientes a la actividad del alquiler (agencias, mantenimiento). Por ello, desde aquí avisamos que la rentabilidad final probablemente sea algo inferior a la indicada incialmente.

En cualquier caso, desde nuestro punto de vista, este tipo de inversión tiene las siguientes desventajas:

lunes, 27 de agosto de 2018

¿Me puedo retirar ya?

Esta es una pregunta que, más tarde o más temprano, la mayoría nos terminaremos haciendo en sus diversas formas: cuánto patrimonio necesita uno, cuánto nos durará, cuánta renta se puede obtener...

Así que nos hemos decidido a preparar este post con el objetivo de plantear varios escenarios de retornos totales de nuestra inversión, así como de plazos y, a partir de unos cálculos más o menos sencillos, estimar qué renta podemos extraer anualmente de nuestra cartera sin consumirla (o, por lo menos, sin consumirla antes de tiempo!).

Lógicamente, vamos a tratar el asunto desde nuestro ángulo particular, es decir, teniendo en cuenta lo que ya hemos propuesto en post anteriores, a saber:
  • somos inversores a largo plazo en renta variable (fundamentalmente)
  • utilizamos vehículos de inversión de gestión pasiva minimizando en la medida de lo posible   los costes de nuestra inversión
En este post, además, pondremos a disposición del lector una calculadora on-line sencilla para poder analizar el caso concreto de cada uno.

El largo plazo y los datos disponibles

Lo primero que hemos de buscar son los datos (lo más extensos posibles) de rentabilidades históricas del mercado de renta variable, con objeto de intentar extrapolar lo que ha venido pasando históricamente a lo que puede pasar en el futuro. Es decir, queremos basar nuestro análisis en datos reales.

La dificultad aumenta significativamente según nos remontamos más hacia atrás, digamos 100 años o más, en los históricos de las cotizaciones. Pero es importante hacerlo si queremos abarcar todo lo posible en lo que se refiere a eventos históricos que han impactado a los retornos del mercado en el pasado.

Además, cualquiera que sea el índice que siga nuestra gestión pasiva, habremos de tener en cuenta no sólo su evolución a nivel de precios, sino también los dividendos obtenidos a lo largo del tiempo, así como su reinversión. Hablaremos, por tanto, siempre de retornos totales (Total Return).

También deberemos ajustar todo ello por la inflación, ya que dichos retornos totales habrán de ser reales (no nominales). Trataremos, por tanto, siempre en unidades monetarias constantes.

lunes, 20 de agosto de 2018

El factor Dividendo como estrategia

Hoy vamos a retomar el tema del dividendo. Recordemos que ya empezamos a tratarlo en nuestro post anterior “La importancia del dividendo, cuya lectura recomendamos. En dicho post se hablaba de los ETFs que reparten dividendo y de la importancia de tener en cuenta dicho reparto a la hora de comparar retornos. Ahora, sin embargo, vamos a tratar el tema desde otro ángulo diferente: el factor Dividendo como estrategia de inversión a largo plazo.

Lo que dicen en otros blogs de la estrategia "factor Dividendo"

Como punto de partida tomaremos un post que apareció el pasado mes de julio en uno de nuestros blogs favoritos, seekingalpha.com, y que encaja muy bien con la estrategia de inversión que venimos proponiendo en nuestro blog. El post en cuestión es “Aristocrats Or Achievers For Long-Term Dividend Growth?”, cuya lectura también recomendamos, y comienza proponiendo lo siguiente:
  1. El que una compañía sea capaz de mantener o incrementar sus dividendos de forma sostenida en el tiempo es indicación de que tiene un negocio rentable: “you can’t fake a dividend (for too long!)
  2. Un ETF de factor dividendo o dividendo creciente es una forma sencilla y cómoda de asegurarse (en la medida de lo posible) una rentabilidad a largo plazo

El post de seekingalpha continúa con un estudio donde compara la evolución de los siguientes ETFs americanos con el índice broad S&P 500:

miércoles, 1 de agosto de 2018

El fascinante mundo del ETF (parte II)

Este post es continuación de la parte I ya publicada (la cual se recomienda leer previamente).

 

El universo de ETFs

Si vamos a una de nuestras webs de cabecera, morningstar.es y abrimos el buscador de ETFs, veremos que de entrada, sin aplicar filtros, salen más de 9 mil ETFs diferentes en su base de datos.
Por el contrario, si vamos a la que ciertamente es nuestra web preferida para ETFs (justetf.com) europeos, veremos que, en su versión española, hay unos 1200.

¿Cuál es la diferencia? Recordemos que nosotros estamos buscando ETFs (no ETNs) de gestión pasiva, y que sean “long-only”, es decir, que no sean ni apalancados ni inversos (somos inversores a largo plazo, no especuladores). Pero Morningstar nos muestra, mezclado, todo eso y mucho más. Y al hacerlo, está incluyendo cosas que ni siquiera se pueden comercializar en España y, en algún caso, no porque sean excesivamente exóticas, sino porque no cumplen la nueva normativa PRIIPs aplicable desde enero de 2018 (y es que la mayoría de los ETFs extranjeros – no europeos – no están al día con los requisitos locales de documentación).

Por ejemplo, hasta el 2017, se podía comprar en España uno de los ETFs más populares del mundo (ISIN: US78462F1030 “SPDR S&P 500”, con ticker “SPY” cotizando en Nueva York). Después de enero de 2018, hasta hace poco, los bancos/sociedades de valores empezaron a mostrar, al intentar operar con estos, mensajes de error del tipo que mostramos a la derecha.

Ahora ya ni siquiera salen en los buscadores de algunos bancos / sociedades de valores (por ejemplo, en Selfbank). Más detalles sobre los inconvenientes de la nueva normativa: "European Investors Are Now Blocked From Investing in One of the Most Popular ETFs".
 
Para nosotros y para lo que resta de este post, nos viene mejor utilizar la web de justetf.com, puesto que nos ofrece directamente los ETFs que se pueden comprar con relativa facilidad en España y que coinciden, como veremos, casi al 100% con lo que acabamos de decir más arriba que estábamos buscando (gestión pasiva, “long-only”…)

Características claves de los ETFs

Una vez más, insistiremos en que hemos acotado nuestro post a lo que nos interesa según los principios de inversión de este blog. Por tanto, dejaremos de lado todo lo que no sea “long-only” de renta variable y gestión pasiva (aunque hablaremos también un poco de renta fija).

Comencemos por entrar en nuestra web de referencia justetf.com. Y, como primeros pasos, vamos a filtrar usando precisamente algunas de las características clave, enfocándonos, de momento, sólo en renta variable:

martes, 31 de julio de 2018

El fascinante mundo del ETF (parte I)

Una vez concluida nuestra primera serie de posts en relación con los conceptos básicos (nuestros “10 mandamientos de #yomeloinvierto”), nos vamos ahora a dedicar a ir profundizando más en aquellos temas que nos van a permitir ser más autosuficientes a la hora de confeccionar y gestionar nuestras carteras.

El post de hoy lo vamos a dedicar a nuestro vehículo de inversión estrella, el ETF, con más detalle de lo explicado hasta ahora. El lector observará cómo el ETF es un elemento fundamental en nuestras Carteras ejemplo, y no hay ningún motivo por el que, con algo más de información, uno no pueda, por sí mismo, hacer las modificaciones que considere oportunas a las mismas una vez entendido lo que caracteriza a estos instrumentos y cuáles son las diferencias entre unos y otros.

Lo que vamos a explicar a continuación está referido, en general, a la inversión en renta variable, que es lo que solemos preferir como inversores a largo plazover post anterior); sin embargo, también trataremos algo la renta fija.

Además, el ámbito de este post está limitado fundamentalmente a ETFs con domiciliación europea bajo el paraguas de la normativa UCITS (más algún ETF americano fuera de dicha normativa, que también trataremos). No vamos a tratar aquí sobre ETNs (Exchange Traded Notes) ni ETCs (Extrange Traded Currencies/Commodities). No vamos tampoco a hablar, por tanto, de productos apalancados, inversos, etc. (nos limitamos a los ETFs tipo “long-only), ya que se trata de invertir a largo plazo, no de especular.

“The noblest pleasure is the joy of understanding” – Leonardo da Vinci

Por qué la inversión colectiva

El ETF, al igual que el fondo de inversión, es un instrumento de inversión colectiva. Como tal (y acotado a lo que acabamos de explicar), presenta una serie de características, en general deseables para el inversor, tanto desde el punto de vista práctico como normativo.

Desde el punto de vista práctico, la inversión colectiva, independientemente de si se trata de un fondo o un ETF, de que sea gestión activa o pasiva, o que el vehículo sea versión acumulación o distribución (veremos esto más adelante), tiene una serie de ventajas importantes:

martes, 24 de julio de 2018

Esperando el momento

Con esta incursión en el tema del momento de mercado (o del ciclo) cerramos la primera serie de posts dedicada a nuestros “10 mandamientos de #yomeloinvierto”.

Hasta aquí, por tanto, hemos cubierto lo imprescindible para que el lector pueda comenzar a armar su cartera, bien siguiendo nuestras Carteras ejemplo, o bien variando alguno de los criterios. Hemos hablado, entre otras cosas, de dónde invertir (Fondos/ETFs de renta variable, gestión pasiva, con o sin Smart beta), dónde suscribir nuestras inversiones (cuidado con la comisión de custodia - ver post), de los principios generales (largo plazo, diversificación, fiscalidad - ver post…); pero no hemos hablado todavía de cuándo invertir.

Como no basta sólo con que tengamos buen tino, sino que deberemos saber elegir el momento, el objetivo de este post es, partiendo de las dinámicas más o menos conocidas que se manifiestan en los mercados de valores a lo largo del tiempo (los ciclos), explicar el impacto que tiene en nuestra inversión a largo plazo la elección del momento de entrada y, por último, proponer una serie de estrategias al respecto.

El mercado de renta variable

Sabemos que los precios de la renta variable suben y bajan pero que, al mismo tiempo, puesto que operamos en mercados eficientes, transparentes (hasta cierto punto) y organizados, dichos precios son el resultado simple y llanamente de la oferta y la demanda (cuántos agentes en el mercado quieren comprar/vender y a qué precio están dispuestos a hacerlo).

La dificultad estriba en cómo se comportan dichos agentes (si fuéramos capaces de comprender las normas que rigen sus decisiones, a lo mejor podríamos sacar provecho). A este respecto, los agentes en el mercado:
  1. No son totalmente racionales - tienen sus emociones, caen en la avaricia, sufren miedos y, sobre todo, están sometidos a la presión de la opinión mayoritaria; somos, en gran medida, gregarios.
  2. Y, aun en el caso de que fueran racionales, no cuentan con la información completa y precisa en cada momento como para establecer con certeza el valor de una empresa (hay demasiados factores imponderables en juego).
Respecto del segundo punto, simplemente diremos que nuestra recomendación de diversificar al máximo viene, en gran medida, de que aceptamos, con toda humildad, que no somos capaces de analizar compañía por compañía hasta el punto de poder determinar con seguridad suficiente cuál tiene un valor intrínseco superior a su precio actual y cuál lo tiene inferior. Y añadimos: quien nos diga que tiene acceso a toda la información necesaria y, además, ha encontrado la forma de predecir, en función de la misma, qué compañía va a subir y cuál no (como si los mercados fueran racionales), tendrá también que explicarnos qué hace trabajando de analista (ya mencionamos lo de la isla privada en nuestro primer post).

Y, por supuesto, nos reafirmamos en lo que dijimos sobre la gestión pasiva - ver post: el 90% de las veces bate a la gestión activa.

lunes, 23 de julio de 2018

Que no nos roben la cartera (si salimos del euro)

El tema de hoy es un tanto especial, en la medida en que no se suele hablar de él cuando las cosas van bien, pero, cuando acechan determinados fantasmas (ahora los veremos), empiezan a resurgir en los foros y en los blogs como hongos.

Nos referimos a cómo proteger nuestros ahorros/inversiones ante (1) medidas restrictivas aplicadas por las autoridades sobre nuestro sistema bancario y (2) una potencial salida del euro. El primer caso es lo que se conoce como "corralito" y suele coincidir con crisis de pánico provocadas por dudas de solvencia del sistema o, lo que es peor, sería la antesala (segundo punto) de una eventual salida de un país del euro (o de la ruptura de la moneda única en general).

¿Que somos un poco cenizos? 

Pues quizás. Efectivamente, no parece que estemos ahora en situación similar a la de 2012, cuando la prima de riesgo era de 6 puntos porcentuales, y se leían en nuestros medios los siguientes titulares:
Pero, precisamente, porque hoy por hoy no parece que vayamos a tener ni un corralito ni una crisis del euro inminente, es el mejor momento para diseñar nuestro plan y tenerlo preparado por si un día nos hace falta llevarlo a cabo.

Me viene a la cabeza una frase que he escuchado varias veces en entornos corporativos:
"Hope for the best and prepare for the worst" – la búsqueda de su autor arroja una veintena de resultados distintos, así que nos quedaremos sin saber a quién se la debemos.

sábado, 21 de julio de 2018

Con la comisión de custodia, mejor no hacer el primo

Ya vimos en un post anterior la importancia de reducir al máximo los gastos de gestión y administración (TER) de nuestros productos de inversión colectiva. En este post vamos a seguir haciendo hincapié en la necesidad de mantener nuestros costes recurrentes lo más bajos posibles, pero centrándonos, esta vez, en las comisiones de los comercializadores (ver nuestros “10 mandamientos de #yomeloinvierto”).

"Money often costs too much. - Ralph Waldo Emerson"

Reducir el coste a largo plazo

A largo plazo importa mucho más lo que nos cuesta la cartera anualmente que lo que nos cuesta comprar o vender un fondo o ETF (habida cuenta de que los vamos a mantener muchos años).

Nuestro punto de partida sigue siendo el mismo: Un gasto anual, sea el TER del producto/vehículo (fondo/ETF) o sea, como en este caso, la comisión de custodia del banco o sociedad de valores, se acumula exponencialmente en una importante merma final de nuestro patrimonio en virtud de la fórmula correspondiente del interés compuesto:

viernes, 20 de julio de 2018

Fiscalidad: Acumulación vs. Distribución – impacto en IRPF y Patrimonio

Quinten Massys, Recaudadores de impuestos, 1520?
Este post retoma la serie que iniciamos con objeto de cubrir nuestros "10 mandamientos de #yomeloinvierto". Concretamente vamos a estudiar por qué preferimos, como norma general, por su favorable impacto fiscal, la acumulación frente a la distribución a la hora de elegir nuestros instrumentos de inversión colectiva. Además, hemos construido para este post un simulador fiscal que se puede encontrar al final del mismo.
(Como siempre, recomendamos visitar nuestro Glosario de términos.)
"’Tis impossible to be sure of any thing but Death and Taxes" - The Cobbler of Preston by Christopher Bullock (1716)

Apuntes previos

A veces es difícil encontrar vehículos de acumulación que, siendo de gestión pasiva (indexados), sigan algún factor tipo valor, alto dividendo, calidad, etc. (Smart beta). Dichos vehículos es más fácil encontrarlos en versión distribución. Sin ir más lejos, no existen ETFs de acumulación en EE.UU. (ISIN US…). A pesar de esta dificultad, nosotros los recomendamos, e intentamos incluirlos en nuestras Carteras ejemplo siempre que sea posible. Veremos más abajo por qué (criterios fiscales).

Diferencia entre Acumulación y Distribución

La elección de Acumulación o Distribución tiene implicaciones a 3 niveles:

El primero es más práctico que otra cosa: Hay inversores que necesitan, por razones diversas, complementar su renta con los retornos que obtengan de su inversión. Tener vehículos de reparto simplifica esta cuestión, ya que la distribución periódica de dividendos que se puede obtener en este caso es automática, no suele llevar comisiones, y deja la inversión (llamémosle “capital”) “intacta”, cotizando según evolucione el mercado. Ello asegura que, a plazos suficientemente largos, el inversor puede disponer de una renta periódica, de manera sencilla, y a su vez preservar el capital que tiene invertido (que se irá apreciando, cuando menos, con la inflación, si hablamos de renta variable).

miércoles, 18 de julio de 2018

La importancia del dividendo

Aparcamos temporalmente la serie que tenemos a medias sobre los "10 mandamientos de #yomeloinvierto" para tratar un tema interesante, pero a veces olvidado. Y es que el dividendo pasa muchas veces desapercibido, y a veces de forma interesada (ver más abajo, las falsas comparaciones).

Vamos a referirnos a un ejemplo, y así aprovechamos también para ir elaborando sobre otros conceptos. El ejemplo escogido es el ETF “Lyxor STOXX Europe Select Dividend 30” (ISIN: FR0010378604), que replica al índice “STOXX® Europe Select Dividend 30” (Smart beta). Como siempre, invitamos al lector a referirse a nuestro Glosario de términos.

El ETF en cuestión es de la gestora Lyxor, del grupo Société Générale, es de replicación sintética, de reparto, cotiza en XETRA como “LYMF” (y en algún otro sitio más con otros tickers). Este ETF serviría, si nos referimos a nuestras Carteras ejemplo, para la parte de renta variable europea (en este caso con un sesgo dividendo - ahora lo veremos).

Empecemos con una celebración

El caso es que, el pasado día 16 de julio, abonó un dividendo de 0.67 euros por participación, lo cual, al precio de la fecha ex-div., 11 de Julio, que era 15,85 euros, representa una rentabilidad por dividendo de un 4,3% (bruta – si la integración de rentas en la base del ahorro no lo remedia, pagaremos alrededor de un 20% en IRPF; ver más abajo el asunto acumulación vs distribución).

La fecha ex-dividend es la fecha de corte a partir de la cual uno puede vender el ETF (o la acción) pero sigue conservando el derecho al abono del dividendo, que será posterior (payment date). O al revés: si compramos un ETF pasada la fecha ex-dividend, aunque todavía no se haya abonado el dividendo, llegada la fecha de abono, no nos lo pagarán a nosotros, sino a quien tenía las acciones o participaciones justo antes de esa fecha.

lunes, 16 de julio de 2018

La divisa

Alguno pensará que nos hemos vuelto locos y nos vamos a poner a hablar de toros. Pues un poco. Efectivamente, la divisa es, en la lidia, la cinta de colores con la que se distinguen los toros de cada ganadero. Análogamente, quien especula con la divisa (en este caso la moneda extranjera) se arriesga también llevarse alguna que otra corná.

Nosotros, aunque nuestro objetivo de inversión sea a largo plazo, vamos a tener también que bajar al ruedo, y no precisamente para ver los toros desde la barrera. Por ello es muy recomendable conocer qué principios aplicaremos a nuestra inversión a este respecto y por qué.

Este post prosigue la serie que iniciamos al hilo de nuestros “10 mandamientos de #yomeloinvierto” y en él comenzamos a ocuparnos de la diversificación. Dado que la divisa como tal tiene bastante enjundia, le dedicamos un post entero (habrá posts más adelante en relación con el resto de los aspectos de la diversificación).

Recordamos el principio general: Nuestra cartera a largo plazo tendrá exposición significativa (es decir, sin coberturas) a las principales divisas de la economía mundial, si bien mantendremos un sesgo hacia nuestra propia moneda, el euro.

El mercado de divisas

Siendo en mercado con más profundidad y liquidez que conocemos, aunque pensemos que sabemos los factores que influyen en la evolución de los tipos de cambio (tipos de interés, inflación, balanza de pagos, deuda, flujos comerciales, geopolítica, etc.), lo cierto es que nada de lo que sucede en el mismo es predecible. De hecho, la mayoría de los traders de divisas pierden dinero.

sábado, 14 de julio de 2018

Principios: El largo plazo

Continuamos esta primera serie de posts desarrollando ahora el primero y más importante de nuestros "10 mandamientos de #yomeloinvierto": Invertir a largo plazo.

La razón por la que consideramos esta como la más importante de nuestras reglas a aplicar a nuestra inversión es que la mayoría de las propuestas que se irán desarrollando en este blog dependen directamente de esta premisa, el largo plazo. Vamos entonces a poner a continuación qué es lo que implica nuestra norma:

Implicaciones del largo plazo sobre el tipo de gestión

Ya vimos en el post anterior por qué desde este blog proponemos la Gestión pasiva. Ahora vamos a añadir algo más de perspectiva en torno al largo plazo, atendiendo a las diferencias en volatilidad y retorno total respecto a la gestión activa, con un ejemplo práctico.

Tomaremos uno de los fondos de moda (13 mil millones de patrimonio) de gestión activa: el Nordea 1 - Stable Return Fund y vamos a utilizar nuestra web preferida para mirar fondos de inversión: morningstar.es:

viernes, 13 de julio de 2018

Principios: Gestión pasiva

Comenzamos nuestra primera serie de posts con la intención de desarrollar lo que se estableció anteriormente en nuestros "10 mandamientos" de #yomeloinvierto.

En primer lugar nos vamos a ocupar de una de las cuestiones fundamentales, que es de la que se derivan gran cantidad de las recomendaciones posteriores: por qué gestión pasiva*.
(*Se recomienda ver el glosario de términos)

¿Por qué gestión pasiva?

Vamos a poner la respuesta corta primero y luego la desarrollaremos: Preferimos gestión pasiva porque, a largo plazo (y nosotros somos inversores a largo plazo), la mayoría de los gestores activos lo hacen peor que sus benchmarks o índices de referencia y, además, nos cobran una comisión bastante elevada por ello, en comparación con lo que costaría una gestión pasiva.

¿De verdad la gestión activa da resultados tan pobres?

Pues, para muestra, un botón... Ya alguien hizo una apuesta al respecto (nada menos que Warren Buffet) y ganó: Se jugó un millón de dólares con una firma de gestión activa (Protégér Partners) a que una cesta de 5 fondos elegidos libremente por dicha gestora lo haría peor que el S&P 500 en un periodo de 10 años. Y así pasó.

Pero no nos quedemos ahí. S&P Global publicó en septiembre de 2016 un informe resultado de una investigación exhaustiva al respecto. Reproducimos uno de los cuadros más reveladores de dicho informe a continuación. En él se observa que alrededor del 90% de los fondos de gestión activa (en este caso renta variable) lo hacen peor que los índices de referencia.

jueves, 12 de julio de 2018

Principios - nuestros 10 mandamientos

La intención es que todas las sugerencias y recomendaciones (incluyendo las Carteras ejemplo) que se van a ir presentando en el blog tengan una base coherente y respondan de una forma consistente a unos principios de inversión concretos. Otros blogs, gurús, expertos, etc. tendrán, en el mejor de los casos, también los suyos, pero seguro que son diferentes al menos en algún aspecto. A continuación se resumen los nuestros.


Los 10 mandamientos de #yomeloinvierto:
(Véase el Glosario para la aclaración de los términos que se utilizan a continuación)
  1. Inversión a largo plazo, cuanto más largo mejor. No somos traders ni especuladores.

  2. Mínimo coste posible, tanto en los gastos de gestión y administración de los vehículos que utilicemos como en los costes en los que hayamos de incurrir para adquirirlos y mantenerlos en cartera.

  3. Gestión pasiva aunque no limitada a índices tradicionales. Se puede llevar a cabo una política de inversión orientada a valor/calidad utilizando productos que estén indexados (smart beta, coste bajo).

  4. Más acumulación que distribución, sobre todo atendiendo a criterios de eficiencia fiscal (IRPF y, en determinados casos, también Patrimonio, por la limitación conjunta de cuotas existente en la normativa).

  5. No a cualquier tipo de gasto o comisión que nos quiera cobrar un comercializador por comprar/tener/reembolsar fondos de inversión; y no a la comisión de custodia de ETFs (o de acciones, si a lo mejor, aunque no cumpla estrictamente con nuestros principios, tenemos alguna en cartera directamente).

  6. Más (mucha más) renta variable que renta fija (salvo en casos excepcionales por cuestiones de ciclo de vida o momentos excepcionalísimos de mercado).

  7. Diversificación en todas y cada un de estas dimensiones: geográfica, de divisas, de gestoras, de comercializadoras/bancos/sociedades de valores con las que operaremos y, por supuesto y como consecuencia de lo anterior, de títulos concretos. Diversificación también en los momentos de entrada en el mercado.

  8. Tener una estrategia para elegir los momentos de entrada que combine criterios de valor y criterios de ciclo.

  9. Evitar la obligación de presentar el modelo 720 a toda costa.

  10. Tener preparado un plan de contingencia ante un posible corralito / crisis del Euro que nos permita proteger/acceder/utilizar nuestros ahorros.



domingo, 8 de julio de 2018

Entonces... ¿que no me lo inviertan?

Pues depende. Primero hay que reflexionar sobre qué conocimientos se tienen y de cuánto tiempo se dispone. De lo segundo, este blog puede ayudar un poco a facilitar las cosas y también a ahorrar algo de tiempo. Pero es de lo primero de lo que nos vamos a ir ocupando con ayuda de los posts que se irán publicando.

Vaya por delante que de lo que aquí hablamos es de invertir y no de especular. Aquí no somos capaces de adivinar qué empresa o divisa va a subir o bajar en el futuro próximo (y si en algún sitio nos dicen que sí saben, habría que preguntarse por qué no están ya permanentemente retirados y tumbados a la bartola en alguna isla privada). Pero, por suerte, para invertir, eso no es necesario.

Nos hemos encontrado por ahí a numerosos analistas, gurús y reputados  estrategas que siempre tienen la recomendación del momento y que son muy activos en publicitarla, modificarla según convenga e intentar venderla a quien se la quiera comprar. No son objetivos ni imparciales. Viven de vender algo (su asesoramiento, sus productos, su imagen, etc.). Algunos hasta recuerdan a aquellos vendedores de crecepelo que salían en las películas del oeste... 

Aquí, por el contrario, no vendemos nada. Intentaremos, nada más (y nada menos), recomendar la mejor forma que podamos encontrar (mínimo coste, fiscalidad, máxima facilidad, diversificación) de utilizar nuestro capital (sea mucho o poco) para participar de unos beneficios de unas determinadas compañías y obtener unos flujos financieros futuros acorde con dicha participación.

¿A qué precio obtendremos hoy esos flujos futuros? ¿Cuál ha de ser el coste recurrente? ¿A qué empresas nos referimos? ¿Qué vehículos son los más indicados y dónde es mejor suscribirlos? ¿A qué plazo? De eso nos ocuparemos en los posts que habrán de venir, poco a poco, y también en nuestra página de Carteras ejemplo...

De momento recomendamos visitar nuestro Glosario de términos para empezar a familiarizarse con varios conceptos importantes.


"If you think that you are bound, you remain bound; you make your own bondage. If you know that you are free, you are free this moment. This is knowledge, knowledge of freedom." - Swami Vivekananda