lunes, 27 de agosto de 2018

¿Me puedo retirar ya?

Esta es una pregunta que, más tarde o más temprano, la mayoría nos terminaremos haciendo en sus diversas formas: cuánto patrimonio necesita uno, cuánto nos durará, cuánta renta se puede obtener...

Así que nos hemos decidido a preparar este post con el objetivo de plantear varios escenarios de retornos totales de nuestra inversión, así como de plazos y, a partir de unos cálculos más o menos sencillos, estimar qué renta podemos extraer anualmente de nuestra cartera sin consumirla (o, por lo menos, sin consumirla antes de tiempo!).

Lógicamente, vamos a tratar el asunto desde nuestro ángulo particular, es decir, teniendo en cuenta lo que ya hemos propuesto en post anteriores, a saber:
  • somos inversores a largo plazo en renta variable (fundamentalmente)
  • utilizamos vehículos de inversión de gestión pasiva minimizando en la medida de lo posible   los costes de nuestra inversión
En este post, además, pondremos a disposición del lector una calculadora on-line sencilla para poder analizar el caso concreto de cada uno.

El largo plazo y los datos disponibles

Lo primero que hemos de buscar son los datos (lo más extensos posibles) de rentabilidades históricas del mercado de renta variable, con objeto de intentar extrapolar lo que ha venido pasando históricamente a lo que puede pasar en el futuro. Es decir, queremos basar nuestro análisis en datos reales.

La dificultad aumenta significativamente según nos remontamos más hacia atrás, digamos 100 años o más, en los históricos de las cotizaciones. Pero es importante hacerlo si queremos abarcar todo lo posible en lo que se refiere a eventos históricos que han impactado a los retornos del mercado en el pasado.

Además, cualquiera que sea el índice que siga nuestra gestión pasiva, habremos de tener en cuenta no sólo su evolución a nivel de precios, sino también los dividendos obtenidos a lo largo del tiempo, así como su reinversión. Hablaremos, por tanto, siempre de retornos totales (Total Return).

También deberemos ajustar todo ello por la inflación, ya que dichos retornos totales habrán de ser reales (no nominales). Trataremos, por tanto, siempre en unidades monetarias constantes.

La solución de compromiso que hemos encontrado es utilizar el S&P 500 cono índice de referencia (Total Return y ajustado por inflación). Esto es así porque, aunque no nos permite elaborar un escenario completamente realista a nivel de diversificación (es sólo renta variable americana), sí que nos permite, dada la disponibilidad de sus datos, elaborar un análisis más completo a nivel de series históricas amplias.

Para ello hemos recurrido a una famosa serie de datos sobre el S&P 500 ya preparados por Shiller, que se remonta a 1871 y nos da el índice S&P 500 (antes “Composite”), eso sí, a nivel precios, pero ajustado ya por la inflación, así como los dividendos también ajustados.

El cálculo de nuestra versión Total Return a partir de dichos datos lo hemos hecho nosotros en #yomeloinvierto de la siguiente forma:


Para los escenarios de plazo (cuánto dura nuestro retiro teórico) proponemos, por simplificar, 3 casos posibles
  • En el primer caso tomaremos 20 años como periodo en el que necesitamos extraer rentas de nuestra cartera. Esto sería, por ejemplo, alguien tiene ya 65 años, jubilado, y espera vivir hasta los 85 años (la media en España son 83).
  • En el segundo asumiremos un plazo de extracción de rentas de 40 años (por ejemplo, alguien que aspire a jubilarse a los 60 años y espere vivir 100 – por pedir, que no quede).
  • En el tercero asumiremos un plazo más largo, de 60 años, para aquellos lectores que, por ejemplo, fantaseen con retirarse a los 40.
En cada uno de los tres casos analizaremos los periodos históricos (de 20, 40 o de 60 años de duración) desde el comienzo de la serie (1871) donde los retornos totales (con reinversión de dividendos) ajustados por inflación sean los peores, los mejores o los de retorno medio. Es decir, tres tipos de escenarios de retornos según el criterio optimista-medio-pesimista para tres tipos de plazo.

Análisis de la serie histórica

Empezaremos por lo más fácil, que es plasmar en un gráfico sencillo de la serie histórica ajustada por inflación, una vez hechos los cálculos anteriores para tener el retorno total (con reinversión de dividendos):

Nótese que utilizamos escala logarítmica en el eje de ordenadas (si no, en la primera parte de la gráfica no vemos nada más que una línea horizontal). Además, hemos comprobado la fiabilidad de nuestra gráfica comparando los retornos que muestra con los que podemos encontrar en la siguiente herramienta online: “S&P 500 Return Calculator, with Dividend Reinvestment”

Como curiosidad, y en línea de lo que ya dijimos en nuestro post anterior sobre el largo plazo,vemos que la serie completa arroja una rentabilidad total real anual (en capitalización compuesta, por supuesto) de i=7% aproximadamente (Cf = C0 x (1+i)n, donde Cf y C0 son los 1884000 y los 100 de la gráfica respectivamente, y n son los 148 periodos de la serie).

Ponemos también, como referencia, los retornos totales anuales de la serie:

Y por fin llegamos a una de las partes más importantes de este post. Estos son los periodos mejores / peores en los tres plazos seleccionados – los cuales son esenciales para los cálculos que haremos más adelante a nivel de escenarios concretos:
Mejor Peor Media
20 años 13,0% (1980 – 2000) 0,7% (1962 – 1982) 6,7%
40 años 9,9% (1921 – 1961) 3,6% (1881 – 1921) 6,5%
60 años 8,2% (1942 – 2002) 5,3% (1889 – 1949) 6,7%


Antes de pasar a la parte de la extracción de renta, veamos la forma que tienen las gráficas de los  escenarios mencionados, una vez puestos sobre la misma base (y en unidades monetarias constantes) – seguimos utilizando escala logarítmica para el eje de ordenadas:


Se observa que, el resultado de haber invertido 100 unidades monetarias en nuestro índice Total Return, una vez descontado el efecto de la inflación, varía significativamente dependiendo del momento elegido (véase post anterior acerca del momento de mercado), tanto en el caso del escenario a 20 años como a 40 o a 60 años.

Nótese, sin embargo, que estamos fijándonos, a propósito, en los casos extremos (el peor y el mejor). Cabe preguntarse, por tanto, cómo de probable es que, en un caso concreto, nuestro periodo particular (de 20, 40 o de 60 años) resulte en una rentabilidad o en otra. Para ello hemos tomado todos los periodos posibles (de cada una de las tres duraciones elegidas) de la serie (que en total tiene, como ya se habrá dado cuenta el lector, 148 años) y los hemos representado en forma de histograma (al la derecha).

A la vista de las frecuencias y las rentabilidades de cada caso se pueden sacar varias conclusiones; algunas de ellas:
•    Para un periodo cualquiera de 20 años, según la serie histórica de que disponemos, unas 13 veces de cada 100 nos encontraremos con menos de un 2,8% de retorno anual (interés compuesto).
•    Si contemplamos, sin embargo, 40 años de retornos, la probabilidad de que la rentabilidad anual media sea entre 4,6% y 7,6% es aproximadamente de 80 de cada 100 veces.
•    Y si ampliamos a un periodo de 60 años, sólo 25 veces de cada 100 podríamos esperar un retorno menor al 6,4%.

Por último, antes de pasar al siguiente punto, nótese también que hemos estado hablando permanentemente de retornos brutos (sin impuestos). Ello se corresponderá con la realidad si utilizamos instrumentos de acumulación, donde la reinversión de dividendos es automática y se produce un diferimiento de los tributos hasta el momento de la liquidación de nuestra inversión (total o en parte). Recomendamos la lectura de nuestro post anterior sobre el asunto de distribución o acumulación y de su impacto fiscal.

Igualmente, aunque ya lo hemos mencionado, nuestra serie histórica a los efectos de este post es un índice broad (sin factores Smart beta) que además es 100% renta variable americana. Esto no es exactamente lo que proponemos a nivel de estrategia de inversión (véase, por ejemplo, el post anterior sobre la estrategia de factor Dividendo, y también nuestras Carteras ejemplo). Pero es lo único (que conozcamos) que nos permite, por disponibilidad de datos, hacer este análisis.

Extracción de renta

El objetivo de esta sección es estimar, para un nivel de patrimonio dado en el momento de comenzar a extraer rentas (jubilación, retiro anticipado, etc.), cómo puede evolucionar dicho patrimonio en función de cuánto decidamos gastar anualmente. Evidentemente haremos varios escenarios, tanto para el nivel de gasto como para la rentabilidad del índice (los casos mejor, peor y medio que hemos visto antes). Aquí el resumen del planteamiento:

  • Comenzamos con 1 millón, por ejemplo, de dólares (es una cantidad fácil de dividir/multiplicar en función del caso particular de cada uno).
  • Utilizamos los retornos totales del S&P 500, descontada la inflación durante todo el periodo, sea este de 20, 40 o de 60 años (vamos a hacer los tres escenarios). Por tanto, siempre trabajamos con dólares constantes (o la moneda que sea).
  • Los casos peor/mejor/medio son los que hemos visto antes para las tres duraciones (20, 40 o 60 años).
  • Haremos, en cada caso, seis escenarios distintos de extracción de rentas, a saber: 2%, 4% o 6% (variable), o 20, 40 o 60 mil unidades monetarias (fijo).

Pues veamos cómo queda cada caso/escenario:

En primer lugar, vemos la gran variabilidad que hay en el resultado final. Hablamos de un rango de +/-30 millones en el caso de 40 años o +/- 90 millones en el caso de 60. Esto es simplemente el efecto amplificador que tiene la capitalización compuesta en periodos largos, unido a los diferentes retornos que se obtienen según el punto en que comience nuestra serie (serie optimista - serie pesimista).

De cualquier forma, sólo en el caso de la peor serie de 60 años de todos los datos que tenemos, combinada con una extracción constante de 60 mil, llegamos a entrar en terreno negativo (la línea roja se interrumpe porque no es posible representar valores negativos en nuestra escala logarítmica).

Se podrían deducir algunas cosas más, pero al menos queremos resaltar estos dos puntos que parecen muy importantes, a modo de conclusión:
  • La regla del 4% que mencionamos en nuestro post anterior sobre el largo plazo parece que se sostiene, a la vista del análisis anterior. Por otro lado, es más sostenible el enfoque de extracción variable (porcentual) que por cantidades fijas.
  • El resultado final vería de forma muy significativa en función del escenario de retornos del índice o, lo que es lo mismo, el momento de mercado en el que nos encontremos a la hora de estar invertidos al 100% y comenzar a extraer rentas. De esto ya comentamos algo en un post anterior, y volveremos a hablar algo más al final de este post.

Estimador para cálculo sencillo

A continuación, ponemos a disposición del lector una herramienta simple que permite, a partir de unas asunciones de capital inicial, retorno total medio del mercado, duración de la jubilación y renta requerida, estimar el valor final del patrimonio. Recordamos que siempre trabajamos con retornos reales y unidades monetarias constantes (el efecto de la inflación está siempre descontado).

Nótese que esto es un cálculo meramente aproximado porque:
  • nadie nos asegura que las asunciones se cumplan
  • utilizamos retornos medios constantes para todos los periodos, lo cual no es real, dado que cada año en los mercados es diferente al anterior – esto introduce un error adicional porque no es lo mismo 40 años en los que las caídas principales del mercado sucedan al principio que al final, aun cuando el retorno real medio en capitalización compuesta sea el mismo.

Aun así, aquí va nuestra calculadora (no se recoge ningún dato por parte de nuestra web – los datos se tratan localmente en el navegador del lector):

Appizy
Capital inicial:
unidades monetarias constantes
Retorno medio esperado:
retorno total de índice con reinversión de dividendos ajustado por inflación
Plazo:
expectativa de número de años
Introducir uno o ambos:
Renta extraída (%)
porcentaje del patrimonio gastado anualmente
Renta extraída (cantidad)
cantidad fija de patrimonio gastado anualmente (u.m. constantes)
Capital final:
RESULTADO - patrimonio resultante al final del plazo

Si algún lector prefiere hacer su propio cálculo, aquí va la fórmula utilizada en nuestra herramienta:


P/E ratio como estimador del retorno a largo plazo

He aquí el último punto del post, donde se intentará incidir sobre la importancia del momento de mercado y proponer una estrategia al respecto.

Como acabamos de ver, existe una gran diferencia en el resultado final (o en la renta máxima que podemos extraer) dependiendo del punto de partida de la serie histórica que cojamos para la simulación o, lo que es lo mismo, el momento en el tiempo en el que estemos invertidos al 100% y empecemos a extraer una renta de nuestra cartera.

Ante esta situación, el inversor puede optar por dos enfoques:

El primero es añadir margen de seguridad intentando (a) ahorrar más hasta el momento de la jubilación, (b) aceptar que se va a retirar una menor cantidad anualmente (menor renta disponible) o (c) reducir el periodo de obtención de rentas (jubilarse más tarde).

El segundo es intentar gestionar el momento del mercado, de lo cual ya vimos algo en el correspondiente post anterior.

Es este segundo punto el que cobra mayor interés, dado que nos abre una posibilidad de mejorar el resultado final (más duración, más renta, menos patrimonio inicial necesario) sin más que atender a dicho momento de mercado. No quiere decir esto que sea un asunto sencillo (vaya por delante que desde aquí no pensamos que sea posible predecir qué va a hacer el mercado a partir de un momento dado). Sin embargo, existen aspectos que es posible analizar y que nos pueden dar una idea de qué es más probable que pase en este sentido.

Nos referimos a las ratios que comparan el valor en el mercado de las compañías con sus beneficios anuales (P/E ratio - ver Glosario de términos). A los efectos de este post nos ocuparemos de dos versiones diferentes de esta medida:
  1. P/E ratio según el histórico de beneficios del año inmediatamente anterior (12m trailing).
  2. El CAPE o Cycle Adjusted (ajustado por ciclo), que contempla los beneficios empresariales como media de los 10 años inmediatamente anteriores.
Ambas ratios nos van a dar una medida de cómo de caros o baratos están los mercados. Por lógica, si invertimos en un mercado cuando está barato, las posibilidades de tener mejores retornos a medio y largo plazo son mayores, y viceversa. Pero además de confiar en la lógica del razonamiento, conviene que lo verifiquemos con datos reales, y eso es precisamente lo que vamos a hacer a continuación.

Para ello vamos a representar en la misma gráfica el retorno real (ajustado por inflación) total (incluyendo reinversión de dividendos) y anual (capitalización compuesta) a 20, 40 y 60 años que hubiéramos obtenido entrando en cada uno de los años de los que disponemos datos en nuestra serie histórica desde 1871 en el S&P 500 TR. Además, vamos a representar qué P/E ratios teníamos en cada momento (nos apoyamos, una vez más, en las series de Shiller mencionadas anteriormente):



La primera conclusión que podemos obtener a la vista de la gráfica es que, efectivamente, existe una correlación inversa entre lo caro o barato que esté el mercado al entrar (P/E ratios) y el retorno total esperado.

En segundo lugar, dicha correlación es más fuerte a plazos más cortos (en el ejemplo 20 años), y se diluye a plazos más largos (60 años).

Por último, no está claro que la ratio ajustada por el ciclo (CAPE) funcione siempre como mejor predictor que el P/E ratio de toda la vida (histórico de 12 meses), aunque en algún caso parece que sí es así.

En definitiva, parece que en los momentos de escribir este post (con un P/E ratio de 25), y puesto que nuestro índice de referencia en el ejemplo representa únicamente renta variable americana, sería recomendable pensar detenidamente si esta parte de la cartera debe esperar a un mejor momento para entrar, sobre todo habiendo otras alternativas.

No estamos diciendo que no se pueda ganar dinero entrando ahora en renta variable americana. Pero una cosa es especular si las FAANG van a seguir subiendo con el NASDAQ y el S&P 500 en máximos históricos (y a precios elevados según P/E ratio o CAPE), y otra muy distinta es invertir, entendiendo por ello participar en unos beneficios empresariales futuros a unos precios razonables hoy.



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