El post de hoy lo vamos a dedicar a nuestro vehículo de inversión estrella, el ETF, con más detalle de lo explicado hasta ahora. El lector observará cómo el ETF es un elemento fundamental en nuestras Carteras ejemplo, y no hay ningún motivo por el que, con algo más de información, uno no pueda, por sí mismo, hacer las modificaciones que considere oportunas a las mismas una vez entendido lo que caracteriza a estos instrumentos y cuáles son las diferencias entre unos y otros.
Lo que vamos a explicar a continuación está referido, en general, a la inversión en renta variable, que es lo que solemos preferir como inversores a largo plazo – ver post anterior); sin embargo, también trataremos algo la renta fija.
Además, el ámbito de este post está limitado fundamentalmente a ETFs con domiciliación europea bajo el paraguas de la normativa UCITS (más algún ETF americano fuera de dicha normativa, que también trataremos). No vamos a tratar aquí sobre ETNs (Exchange Traded Notes) ni ETCs (Extrange Traded Currencies/Commodities). No vamos tampoco a hablar, por tanto, de productos apalancados, inversos, etc. (nos limitamos a los ETFs tipo “long-only”), ya que se trata de invertir a largo plazo, no de especular.
“The noblest pleasure is the joy of understanding” – Leonardo da Vinci
Por qué la inversión colectiva
Desde el punto de vista práctico, la inversión colectiva, independientemente de si se trata de un fondo o un ETF, de que sea gestión activa o pasiva, o que el vehículo sea versión acumulación o distribución (veremos esto más adelante), tiene una serie de ventajas importantes: